En pleno siglo XXI, muchos siguen sin aceptar el hecho de que los varones se involucren con la cultura del ballet por el tabú de verlos en licras de baile, tomando en cuenta que este estilo suele distinguirse de otras danzas por el uso de las zapatillas de puntas; sus gráciles, fluidos y precisos movimientos; y sus cualidades etéreas. Temiendo a lo «no convencional», la sociedad se atribuye el poder de decidir dónde debe estar cada quién, qué debe hacer el hombre y a qué debe dedicarse la mujer, etiquetando a las personas y encerrándolas en una casilla mínima, cuyos límites dependerán de su género. «Si es mujer, que baile; si es hombre, que juegue fútbol». Si la danza no discrimina, ¿por qué nosotros, sí? -Anakarina Fajardo, Wall Street International Magazine. Marlon practica ballet. Y lo hace increíble. Esta semana nos hemos conectado para discutir todo sobre cómo es ser un hombre que practica esta bella y delicada danza: el esfuerzo físico, las técnicas, la emoción, la pasión y por supuesto, el estigma que aun existe hacia los hombres que bailan con licras y se paran de puntillas. Y que lo hacen muy bien. Si te interesa saber más sobre Marlon y cómo disfruta del ballet, puedes ir a Instagram y seguirlo en su página personal: @marlonncasado Sígueme en Instagram para más contenido extraordinario: @mrbraitside…